El Puchero del Hortelano
da por rematado el final de su gira
El Tiempo de Manuel,
un disco con el que han logrado colmar y posiblemente superar todas las expectativas que se plantearon desde un principio, del que
han extraído ya –a modo de los antiguos singles– cuatro videoclips desde su aparición en noviembre de 2010.
Todo empezó hace dos semanas en la sala
Industrial Copera de
Granada,
con un aforo para 1.500 personas. Según hemos podido
saber, el concierto fue tremendo, con todas las entradas vendidas unas semanas antes
y un público –los que lograron entrar– entregado de forma incondicional con los de su tierra. Pero ahí no queda la cosa, pues una
semana más tarde, el pasado día 18, hacían lo propio en la sala
Razzmatazz de
Barcelona,
que con capacidad para 2.000 almas tampoco bastó para colmar el tirón que tienen los del Puchero. Finalmente, ayer sábado 25 de febrero,
tenían previsto hacer lo propio en la sala
La Riviera de
Madrid,
con un aforo para 2.500 personas y la venta anticipada a punto del colapso.
Por nuestra parte, acudimos a la cita en Razzmatazz con tantas ganas de ver al Puchero como cualquiera de sus más fanáticos seguidores.
Les hemos visto ya en
directo en unas cuantas ocasiones y no cabe duda que son demoledores, con unas letras de sobra conocidas por
todos y unas melodías capaces de levantar el ánimo a
cualquiera. El día anterior pudimos hablar por teléfono con
Arcos,
la voz cantante de
El Puchero del Hortelano,
quien nos explicó que algunos de ellos habían llegado el jueves a Barcelona para atender varias entrevistas en medios de difusión,
como TVE, Radio Teletaxi, Com Ràdio, etc. Arcos nos confirmó también lo que ya sospe- chábamos, es decir, que habían preparado
un directo especial para la ocasión, que esperaban gran afluencia de público y que estaban deseando que llegara la hora.
Nos presentamos en la calle Almogàvers de Barcelona media hora antes de lo previsto y observamos con estupor que la cola doblaba
ya al menos dos esquinas, la de la calle Pamplona y, algo más abajo, la de la calle Pallars. Pudimos localizar entre la muchedumbre a
Elena Vilà,
nuestra fotógrafa, y la verdad es que no nos resultó difícil, pues es guapísima y de una altura considerable. A ella tenemos que
agradecer las excelentes fotos que acompañan a esta crónica.
Todo hacía presagiar que la noche iba a dar mucho de sí y la verdad es que los de Granada no nos defraudaron. El repertorio consistió
en un repaso bastante exhaustivo de toda su discografía, que comienza a ser ya extensa con cinco álbumes de estudio
más otro en directo.
Tocaron buena parte de las canciones de
El Tiempo de Manuel
(“La Guía”, “Manuel”, “No me Gusta”, “Ave Fénix”, “Las Pelusas”...), otras tantas de
Candela
(“Pablito”, “Miedo”, “Arrancarme los Ojos”, “Vive la Vida”, “Quiero Saber”...),
segura- mente su mejor álbum, con el que empe- zaron a despuntar allá por 2005; alguna que otra joyita de
Harumaki
(“Sábado”, “Asuntos Serios”, “Tú Eres Eso”…), más dos temas de sus primeros discos (“Mañana No se Sabe” y “De Ovejas y Corderos”).
Momentos clave del recital hubo muchos y
variados, como la aparición sobre el escenario de
Saeed Khan
con su sitar en el tema
La Guía,
que le confiere ese aire hindú tan particular, tal y como hiciera en la
grabación del último disco de El Puchero. Sin duda otro instante
estelar se produjo cuando empezó a sonar ese
riff
tan característico de la guitarra de
Patricia Ramos
con los primeros acordes de
Asuntos Serios,
para dar paso enseguida a la trompeta de
Camacho
y luego ya al resto de la banda:
José A. García
al saxo,
Jorge Cobo
al cajón y percusiones varias,
Pablo Fernández
al bajo, y
Antonio Arco
con su guitarra y esa
inconfundible y peculiar voz. Tanto en ese como
en muchos otros momentos la sala parecía venirse abajo, con
brazos levantados y cientos de voces coreando las letras más significativas, en contraste con esos otros pasajes más melodiosos, donde
los mecheros o los móviles se alzaban en perfecta confabu- lación con los de Granada.
La velada terminó con un aperitivo y alguna copa de vino en un restaurante situado no muy lejos de la sala, al que acudimos unos cuantos
amigos para felicitar a los músicos y
agradecerles el derroche de energía que nos ofrecieron. Hablamos ya de forma distendida
con algunos de ellos comentando los pormenores del concierto. Por
supuesto que no faltaron esos pequeños detalles técnicos que suelen surgir en
cualquier directo y que a menudo tan sólo son perceptibles por ellos mismos. Más problemático fue el accidente que sufrió el saxo de
Jose
en el vuelo que les llevó de Granada a Barcelona, que llegó con el caño literalmente doblado. Desgraciadamente se trata de algo muy
común para los artistas que se desplazan en avión. Por suerte dieron con un lutier que lo pudo enderezar de un día para otro.
Arcos
por su parte nos contó que tienen preparados algunos temas nuevos, pensando ya en el próximo disco que será ya el sexto en su
imparable carrera. Alegría
con energía y buenas dosis de sabiduría, ese es el misterio y ahí radica el mérito de
El Puchero del Hortelano.
Al cierre de este artículo y a pocos minutos de comenzar el concierto en
La Riviera de
Madrid, el
twitter
de la banda echaba humo. El último mensaje oficial de los de Granada, usando el hastack
#pucheroriviera
fue
“GRACIAS MADRID!!!! Un lujo llenar la Riviera!!' Vamos a celebrarlo!! Os queremos
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