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Gipsy Kings. Historia, versiones y perversiones (2 de 2) Un particular repaso a la trayectoria de los rumberos franceses
lunes, 23 de noviembre de 2015
Es nombrar a
Gipsy Kings
y no hace falta añadir mucho más. El acertado nombre de la banda ya sugiere todo lo que su música lleva implícito, que no es otra cosa
que la rumba gitana elevada a su máxima expresión, tanto en cuestión de ritmo como por la rotunda popularidad lograda. Su éxito es
incuestionable. De hecho, no debe haber muchos lugares del planeta donde no conozcan alguna de sus más célebres canciones. Si en los
años setenta se remataban las fiestas o guateques con las rumbas gitanas de
Peret,
desde mediados de los ochenta y buena parte de los noventa, con el rey de la rumba apartado por su voluntario retiro espiritual, ese
espacio pasó a ser ocupado por los rumberos franceses –que no eran sólo uno sino varios Reyes–, logrando una repercusión todavía mayor.
Eso sí, el éxito no siempre entiende de formalismos. Tal y como apuntábamos en la
primera entrega
de este artículo, la falta de rigor de
Gipsy Kings
a la hora de acreditar sus temas resulta alarmante. Veamos otros casos, la mayoría de ellos de la primera época de la banda.
La Dona / Por el Amor de una Mujer
Allegria
(Philips, 1982) fue el primer trabajo editado por la banda, que adoptaron en un principio el nombre de
Gipsykings Los Reyes
y es a quien se le atribuyen la autoría de todas las canciones, tanto su letra como su música. Ahora bien, el tercer tema de la cara
A del LP, titulado
La Dona,
se trata en realidad de una adaptación de
Por el Amor de una Mujer,
obra de
Danny Daniel y
Sony Marti.
El single original lo editó Polidor en 1974, tanto en España como en Francia, aunque es posible que los rumberos franceses se inspiraran
en la versión que ese mismo año publicó
Julio Iglesias,
que también alcanzó el mercado francés.
Para rematar la faena, la canción se la dedican nada menos que a
Brigitte Bardot,
quien por aquellas fechas ya se había retirado de su carrera artística. Cuenta la historia que en 1978, cuando tocaban con
José Reyes
–el padre y patriarca del clan– y se presentaban como Los Reyes o José Reyes & los Reyes, la musa francesa les invitó a tocar en una
fiesta privada en Saint-Tropez a propósito de su cumpleaños. Es de suponer que aquella velada debió abrirles muchas puertas a nuestros
amigos. En definitiva, en la trasera original del álbum, hubo sitio para BB pero no para los autores originales de
La Dona.
Allegria
incluía otros temas ya clásicos de su repertorio, como
Pena Penita,
Allegria
–el primer instrumental de
Tonino Baliardo,
marca de la casa–,
Solituda,
Un Amor o
Djobi, Djoba,
uno de sus más célebres éxitos.
La Dona. Gipsy Kings
Por el Amor de una Mujer. Danny Daniel
Amor d'un Dia / La Nave del Olvido
Un año más tarde, en 1983, tras la relativa repercusión que tuvo su primera entrega,
Gipsy Kings
publican su segundo larga duración:
Luna de Fuego.
El disco comienza en su cara A con
Amor d'un Dia,
una balada interpretada por
Nicolás Reyes
de esas que le ponen a uno los pelos de punta. Todo bien hasta que llega el estribillo, donde echan mano de una melodía de
sobras conocida. Aunque los franceses cambiaron la letra, la música nos transporta irremediablemente a
La Nave del Olvido,
del compositor argentino
Dino Ramos.
La canción la registró en 1970 el cantante mejicano
José José
y en 1980 la acabó de popularizar
Julio Iglesias
en Europa y buena parte del mundo. Por desgracia, Dino Ramos tampoco llegó a ver reconocida la autoría de ese estribillo.
De nuevo todas las canciones, letra y música, son atribuidas a
Gipsy Kings.
Luna de Fuego,
al igual que el primer disco, se grabó con pocos artificios y los arreglos justos. Las canciones empiezan y terminan casi todas ellas
con jaleos y expresiones de lo más variopinto por parte de los propios miembros de la banda, todo ello en un perfecto catalán. Ese toque
de naturalidad que se percibe en estos dos primeros álbums se perdió en buena parte con la llegada de los superéxitos y otras nuevas
composiciones, que venían aderezadas con arreglos bastante más sofisticados, a cargo de los músicos
Gerard Prevost y
Dominique Perrier
principalmente. Hay que destacar de este segundo álbum otros interesantes temas como
Calaverada,
Ruptura
o el singular
Ciento,
que como vimos en la primera entrega de este artículo, también encierra su particular historia.
Amor d'un Dia. Gipsy Kings
La Nave del Olvido. José José
Bamboleo / Caballo Viejo
Y llegó el año clave para los gitanos franceses.
Gipsy Kings
(P.E.M., 1987), un álbum de título homónimo, resultó ser el revulsivo que les catapultó a la fama internacional. El disco arranca con
Bamboleo,
un tema colosal que rebosa rumba y sabor por sus cuatro costuras. Aún la escucho y no puedo evitar que las manos se me vayan solas,
repicando o haciendo palmas. El tema, que contó con los arreglos del compositor francés
Dominique Perrier,
hubiera resultado redondo si además hubieran tenido el detalle de citar a su autor. Pero no, de nuevo incurrieron en el error de
ovbiarlo totalmente, atribuyéndoselo personalmente
Tonino Baliardo,
Chico Bouchikhi y
Nicolás Reyes.
La canción original es
Caballo Viejo,
obra de
Simón Díaz,
o Tío Simón como le llamaban cariñosamente en Venezuela. Se trata de una pieza fundamental de la música llanera venezolana, siendo la más
representativa y la que más éxitos ha cosechado a nivel internacional. Según
Wikipedia,
se ha traducido a doce idiomas y existen alrededor de 300 versiones. Simón Díaz la grabó por primera vez en 1980 en un disco de título
homónimo.
Roberto Torres,
músico cubano afincado en Nueva York y creador del sello SAR Records, fue el primero en versionar y grabar
Caballo Viejo.
La interpretó en 1981 para su disco
Roberto Torres y Su Charanga Vallenata, Vol. 2,
una de las tres entregas con las que el músico cubano incursionó en los ritmos colombianos y en especial el vallenato. La adaptación de
Roberto Torres respeta bastante la esencia de la canción original de Simón Díaz, aunque la concepción es totalmente distinta gracias
en buena medida a la solvencia de su charanga. El arreglo musical es un montuno de
Alfredo Valdés Jr.,
que al fusionarlo con el acordeón y la flauta al estilo vallenato, le confieren a la canción una belleza singular. A destacar también
la trompeta ilustre de
Alfredo “Chocolate” Armenteros
para acabar de darle esa rotundidad que posee el tema.
De entre las múltiples versiones de
Caballo Viejo,
la de
Julio Iglesias
–¡de nuevo Julio!–
en 1989 tuvo tanta o más repercusión que la editada por Gipsy Kings dos años atrás. Curiosamente, se presentó como un
medley
entre Caballo Viejo de Simón Díaz y Bamboleo de los franceses. A pesar de todo, los arreglos orquestales que ideó
Ramón Arcusa,
escuchados hoy día, parece que la remonten al menos dos décadas atrás.
Hubo que esperar al lanzamiento de su disco
Live
(P.E.M. / Columbia, 1992) para que se rectificara el tremendo error. Eso sí, se ubicó a Simón Díaz en el bagón de cola de la línea de
créditos: T. Baliardo / J. Bouchikhi / N. Reyes / S. Díaz.
Bamboleo. Gipsy Kings
Caballo Viejo. Simón Díaz
Caballo Viejo. Roberto Torres
Bamboleo / Caballo viejo. Julio Iglesias
Djobi, Djoba / Ovi, Ova
Djobi, Djoba
es otro de los más célebres éxitos de Gipsy Kings. Aunque la canción ya la habían editado en su álbum debut,
Allegria (Philips, 1982),
la volvieron a incluir en su tercer disco, el homónimo
Gipsy Kings
(P.E.M., 1987).
A raíz de la publicación de la primera parte de este artículo, el rumbero
Miguel Caldito
nos aportó una
interesante aclaración
sobre este tema en facebook:
“La de D,yobi D.yobà es de Badajoz de hace por lo menos 100 años, siempre la cantaron los gitanos extremeños, con una letra
viva que iba cambiando”,
y lo argumentó con un par de vídeos de youtube. Uno es el tema
Badajoz, de
Pata Negra,
incluído en
Rock Gitano (Mercury, 1983), el segundo disco de los hermanos Amador, producido por
Ricardo Pachón.
La canción es un claro homenaje a los tangos extremeños, donde no falta el típico
“ovi, ova, que cada día te quiero más...”.
El otro vídeo que nos proponía
Miguel Caldito
es una escena de la película Vengo (2000), dirigida por
Tony Gatlif
y protagonizada por
Antonio Canales.
La Caita,
una cantaora de Badajoz que domina los tangos como nadie, se marca el tema
La Calle del Aire,
convirtiendo esa escena en una de las más trepidantes de la película.
Djobi, Djoba. Gipsy Kings
Calle del Aire. La Caita
A tu Vera
Unos cuantos años más tarde, en 1995, Gipsy Kings publican
Estrellas,
su séptimo álbum de estudio. El disco incluye
A tu Vera,
que no es otra que la popular copla del mismo título, compuesta, letra y música, por
Rafael de León y
Juan Solano.
La canción la popularizó
Lola Flores
gracias a la película
El balcón de la luna,
dirigida por el director argentino
Luis Saslavsky y
estrenada en 1962.
Los franceses echaron mano del popular bolero-zambra de León y Solano y le añadieron su propia cantinela:
“Ali ali ali alia...”,
unos coros muy recurrentes en los tangos extremeños. En el segundo vídeo que nos proponía
Miguel Caldito
–comentado en el capítulo anterior–, al final de la escena,
Antonio Canales
se arranca con el típico
“Ale, ale, ho... ale, ale, ale pa Badajoz...”.
Gipsy Kings la acreditaron a nombre de Nicolás y Canut Reyes, incluyendo también a
Manitas de Plata,
luego es evidente que creían que el tema era del patriarca francés de la guitarra.
A tu Vera. Gipsy Kings
A tu Vera. Lola Flores
Otras adaptaciones bien acreditadas
Gipsy Kings
sí que acreditaron a sus respectivos autores otras adaptaciones, claro, que algunas canciones son tan universales que lo contrario
hubiera resultado demasiado evidente. Tal es el caso de
A mi Manera (Comme d'Habitude),
publicada en su disco homónimo
Gipsy Kings
(P.E.M., 1987) y correctamente atribuida a sus autores franceses Gilles Thibault / Claude François / Jacques Revaux.
My Way,
la versión que popularizó
Frank Sinatra
desde Estados Unidos en 1969, se trata en realidad de una adaptación que
Paul Anka
había realizado poco antes cambiándole la letra y respetando la melodía de la canción original, que ya en 1967 había supuesto todo
un éxito para
Claude François
en Francia.
Volare
es otro de esos clásicos que prácticamente a nadie le puede pasar inadvertido. La canción, que apareció en
Mosaïque
(P.E.M., 1989), el cuarto disco de Gipsy Kings, es una adaptación por rumba del célebre
Nel Blu di Pinto di Blu, de
Domenico Modugno y
Franco Migliacci.
En 1958, gracias a su célebre composición, Modugno ganó el Festival de San Remo, fue tercero en Eurovisión y cosechó gran éxito a
nivel internacional.
Muy célebre también fue la versión de
Hotel California,
la canción más emblemática de la banda californiana
Eagles,
adaptada al castellano por los rumberos franceses. El tema se editó por primera vez en 1990 para
Rubáiyát: Elektra's 40th Anniversary.
Como bien dice el título, se trataba de un recopilatorio del sello Elektra a propósito de su cuarenta aniversario. La idea era
recuperar viejos éxitos de su catálogo de los ’60 y ’70 y dejarlos en manos de sus artistas del momento. Los franceses por su parte
lo publicaron en 1991 en un
maxi single de 12”
con la debida autorización de Elektra Records. En 1998, la particular versión de
Hotel California
fue incluida en la banda sonora de la película
El gran Lebowski,
la popular comedia de los
hermanos Cohen,
lo que les sirvió para potenciar todavía más su fama internacional.
Otros temas que han pasado por la máquina trituradora de
Gipsy Kings
y que han tenido la suerte de ser bien acreditados son:
One Love, de
Bob Marley,
que aparece en su disco
Somos Gitanos
(P.E.M. / Columbia, 2001) a modo de
bonus track;
o
Chan Chan, de
Compay Segundo,
incluído en su disco
Pasajero
(Gipsy Kings Sarl / Sony BMG, 2006).
Gato Pérez
ilustró como nadie este asunto de las versiones. Como colofón a este artículo les dejo un fragmento del tema
Ahí se Queda la Canción,
la canción que cerraba
Fenicia,
el último disco que el gran Gato dejó grabado.
La canción no tiene autor,
es pura piratería
que retrata los momentos
angustiosos de la vida.
Quien no sufre y quien no llora
no conoce sus favores
es un caro privilegio
del que gozan perdedores.
Como estela de un reactor
que se aleja en la distancia
la canción no da a su autor
la más mínima importancia...