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Gipsy Kings. Historia, versiones y perversiones (1 de 2) La falta de rigor desluce el éxito obtenido por los gitanos franceses
domingo, 25 de octubre de 2015
Lamentablemente, el éxito y las buenas maneras no siempre van de la mano. No vamos a cuestionar aquí la capacidad de unos músicos como
Gipsy Kings.
Reconocidos como los máximos exponentes de la rumba gitana, han logrado una enorme repercusión a nivel internacional, vaya eso por delante.
Ahora bien, resulta sorprendete su falta de rigor –llamémosle así– a la hora de acreditar a sus auténticos autores algunas de sus
canciones, sobre todo en la primera etapa de la banda. No son muchas, pero sí las suficientes como para que llame la atención.
Lo cierto es que atribuirse clásicos de la música popular como
Por el Amor de una Mujer,
La Nave del Olvido,
La Ausencia del Guaguancó,
Caballo Viejo o
A tu Vera,
despierta la sospecha de cualquiera que le dé por repasar mínimamente su repertorio. Posiblemente se me habrá escapado alguno, pero
en cualquier caso trataré de argumentar los que más me han llamado la atención.
Gipsy Kings
han paseado con rotundo éxito su rumba gitana –esa mezcla de flamenco, pop y rumba catalana– por todo el planeta y han conseguido
vender cerca de veinte millones de discos. Aunque la banda se fundó a finales de los años ‘70, los hermanos Reyes llevaban ya unos
cuantos años forjándose junto a su padre,
José Reyes,
seguramente el flamenco más rumbero al norte de los Pirineos. José era un gitano procedente de Figueres que emigró a Francia junto
a su mujer durante la guerra civil española.
Alrededor de 1978,
Nicolás Reyes,
que poseía la voz más flamenca e impactante, y sus hermanos
(Canut,
Paul,
Patxai y
André Reyes),
formaron un nuevo grupo junto a sus primos:
Tonino Baliardo,
que ya destacaba como excelente guitarrista,
Diego y
Paco,
también del clan de los Baliardo. La formación la completaba un miembro más,
Jahloul "Chico" Bouchikhi,
de padres árabes y casado con una hija de José Reyes, cuñado por lo tanto de los hermanos Reyes. Chico se separó de la banda en 1991
y formó Chico and the Gypsies.
Los
Baliardo,
procedentes también de España y afincados al igual que los Reyes en el sur de Francia, son familiares
–no me queda nada claro el grado exacto de parentesco– de
Ricardo Baliardo,
más conocido en Francia como
“Manitas de Plata”,
algo así como el
Paco de Lucía
de la Camargue francesa y seguidor de
Django Reinhardt,
el más influyente de los guitarristas gitanos. Manitas de Plata y José Reyes habían formado un dúo (guitarra y voz) en los años
sesenta generando gran revuelo en el país galo y cierta repercusión a nivel internacional. A principios de los ’70, la pareja
artística se separó y fue entonces cuando José formó
Los Reyes
con el apoyo de sus hijos, que por entonces eran casi unos adolescentes pero ya se defendían con soltura a la guitarra, la voz
o las palmas. Lamentablemente, José Reyes falleció en 1979, apenas un año después de que la nueva banda de sus hijos y sobrinos
comenzara su particular singladura.
De tan habitual, resulta incluso característico en la rumba la adaptación de canciones procedentes de otros géneros. En el caso
de la rumba catalana,
Peret,
asimilando en sus inicios unas cuantas piezas del cancionero afroantillano, o
el Pescailla
y en particular
Los Manolos,
son una clara muestra de esa aparente facilidad que han demostrado siempre los rumberos para adaptar con sabiduría clásicos
populares al compás del 2/4 ó 4/4. Es también en su primera etapa, sobre todo en el transcurso de sus tres primeros discos, cuando
Gipsy Kings
hacen lo propio versionando temas de distinta procedencia. No olvidemos que alguno de ellos, como es el caso de
Bamboleo,
es una pieza imprescindible de su repertorio.
Lo que ya no parece de recibo, y a eso vamos, es que no se reconozca la verdadera autoría de las composiciones y, peor aún,
que se declaren como propias. Voy a tratar de hacer un repaso a algunas de esas canciones de
Gipsy Kings
que en mayor o menor medida, al menos bajo mi punto de vista, deslucen bastante el reconocimiento logrado.
Ciento / La Esencia del Guaguancó. Conexiones entre Gipsy Kings y Fania Records
Ciento. Gipsy Kings
La Esencia del Guaguancó
Pete "el Conde" Rodríguez y Johnny Pacheco
Ciento
es el tema que cierra
Luna de Fuego
(Phonogram, 1983), el segundo álbum de
Gipsy Kings.
Con ese español macarrónico que les caracteriza, a menudo cuesta reconocer en sus letras palabras o expresiones de uso común. Lo que
titulan como
“ciento”
en realidad se refiere a
“siento”,
del verbo
“sentir”,
y cuando la voz quebrada de
Nicolás Reyes
dice algo así como
“Las chiquitas son bonitas, son bonitas, bailan bien, por el mundo se les manda y conmigo la pasan bien...”,
más bien parece que estén diciendo
“...por un duro se desmangan y pa’ mí lo pasan bien”.
Detalles sin demasiada importancia, lo bueno viene a continuación, cuando de repente dice:
“Escucha usted la ausencia del guaguanco...”.
La frase, que se repite hasta cuatro veces en cada ciclo de estribillo, se queda ahí latente durante un lapsus de tiempo, lo que
tardes en recordar dónde has escuchado eso antes.
Está claro, la famosa cantinela es de
Tite Curet Alonso,
el célebre y prolífico compositor borícua que tantas obras brindó a la salsa y en especial a los músicos de
Fania Records.
“La Esencia del Guaguancó”
–ese es el título de la canción original– y no
“la ausencia”,
como decían los Kings en su estribillo, fue interpretada por primera vez por
Pete “el Conde” Rodríguez,
ese sonero elegante de voz aterciopelada. El tema abría el disco
La Perfecta Combinación
(Fania Records, 1971), el primero de tres exitosos álbums en colaboración con
Johnny Pacheco.
Fania también lo publicó en Francia. En el disco de
Gipsy Kings
no aparece por ningún lado mención alguna a Tite Curet y se atribuyen ellos mismos la autoría de todos los temas.
Pero aquí no acaba la cosa. En 1988, Fania Records, en unos momentos en que la situación económica comenzaba a ser preocupante
para la compañía de
Jerry Masucci,
edita
Bamboleo,
un curiosísimo disco a cargo de
Fania All Stars
bajo la infatigable batuta de
Johnny Pacheco.
De las seis canciones, cuatro
son adaptaciones de algunos de los mayores éxitos de Gipsy Kings
interpretados por lo más granado del sello y arreglos salseros al uso:
Bamboleo
(Celia Cruz,
arr. Louie Ramírez),
que fue el tema principal del disco,
Quiero Saber
(Willie Colon,
arr. Marty Sheller),
Djobi, Djoba
(Pete "el Conde" Rodriguez,
arr. José Febles)
y también el tema que nos ocupa,
Siento,
con la inconfundible voz de
Héctor Lavoe
y los arreglos del pianista
Isidro Infante.
Cabe añadir que por aquella época el estado de salud de Lavoe, “el Cantante de los
Cantantes”, era muy precario tras su reciente intento de suicidio, y por lo visto hubo que aplazar alguna sesión de estudio.
Aún así, la interpretación de Lavoe recuperando para la salsa aquella “esencia del guaguancó”, es impecable.
Bamboleo. Celia Cruz
Siento. Héctor Lavoe
Parece bastante evidente que tanto
Johnny Pacheco
como muy posiblemente
Jerry Masucci,
que financiaba los proyectos, sucumbieron ante el encanto de
Gipsy Kings.
De hecho, en 1989, un año más tarde de la publicación de ese particular “Bamboleo” y para rematar esta rocambolesca historia,
Fania Records edita en Estados Unidos los dos primeros álbums de los gitanos franceses:
Allegria
(JM 654) y
Luna de Fuego
(JM 656), seguramente también con la idea de aprovechar el tirón que tuvieron ese año tras lograr mantenerse durante cuarenta semanas
en las listas de éxitos de ese país. En las ediciones que realizó Fania figuran los mismos créditos pero en inglés:
“All songs written by Gipsykings, Sara Music”,
sin más explicaciones. Como veremos próximamente, estos dos trabajos incluían al menos dos canciones más de otros autores.