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Gulliver. La semilla, las maracas y el yoyo de Teresa Tras la huella de una rumba muy popular, en busca de su origen y posibles conexiones
domingo, 28 de agosto de 2016
No recuerdo de cuando me viene la pasión por la rumba, ese ritmo tan promiscuo que no atiende a normas ni definiciones académicas,
que no entiende de fronteras ni ataduras, que de tanto rodar se ha dotado de una riqueza y una diversidad que sólo gozan los más
carentes de prejuicios. Intrigado por dar con las claves que argumentan ese bagaje estilístico, me gusta dedicarme a indagar,
porque decir investigar resultaría demasiado pretencioso. En esta ocasión, una consulta que me hizo mi buen amigo
José Pantanito
fue la excusa perfecta para ponerme a remover cielo y tierra en busca del origen de una canción y sus diversas conexiones con
la música afrocaribeña.
Hace apenas unos días, mi amigo
José Pantanito,
que aparte de ser buen rumbero, es un melómano empedernido y disfruta atesorando discos de lo más variopinto, me salió al paso
a través de las redes con la siguiente pregunta:
«Alo, Rafa, de quien es ese tema que dice
“cuidado con Tunipen, mi hermano...”
y no me refiero al
“marcha, marcha”,
claro...».
Jose sabe, por lo tanto, que el asunto viene de más lejos que el ya clásico “Marcha, Marcha” de
Ramonet,
que fue producido por el maestro
Peret
en 1991 tras el regreso de su retiro espiritual y que diez años más tarde se encargaría de popularizar
Rosario Flores
convirtiéndolo en todo un
hit
de la rumba catalana. Hasta tal punto fue así, que a Ramón Reyes se le quedó pequeño el nombre de Ramonet y la comunidad rumbera le otorgó
el cariñoso apelativo de Ramonet el Marchoso.
El caso es que para la composición de su famosa rumba, Ramonet tomó prestadas dos frases –tan sólo dos–, el resto es íntegramente de su autoría.
Una es
“cuidado con Tunipén, hermano...”
y la otra
“échale pepita a la maraca pa’ que suene...”.
Si bien, en cada una de ellas cambia una de las palabras clave. Así, en lugar de “Tunipén”, es “Gulliver” o “Guliver” lo que casi siempre se ha
dicho en otras versiones, y es “semilla” en lugar de “pepita” lo que habitualmente se le echa a la maraca. Muy posiblemente, esas variantes que
introdujo Ramonet fueron intencionadas, dada la mala experiencia que tuvo con los derechos de autor en su primer EP de 1966. Según publicó el
periodista J. M. Gómez “Gufi” en
el obituario
que le dedicó al artista a propósito de su deceso el 26 de enero de 2015, no le permitieron por aquel entonces firmar su “Bacalao Salao” porque
Tito Rodríguez
ya tenía una canción registrada con el mismo título, todo y que ambas son totalmente distintas. Es fácil imaginar que siempre le quedaría clavada
la espinita de bacalao al bueno de Ramonet, pues de haber elegido otro título para su obra, seguramente no hubiera tenido problema alguno con los
derechos.
Volviendo a la cuestión que planteaba José Pantanito, mi respuesta se refirió en un principio al tema que con el título de
Gulliver
grabó
Ismael Rivera “Maelo”
en su disco
Controversia
(Tico Records, 1969), el segundo que editó con sus Cachimbos, producido nada menos que por
Tito Puente
y dirigido por
Charlie Palmieri,
poca broma. En la galleta de la cara B de aquel álbum se puede leer, junto al título de Gulliver:
Publisher’s Rights Reserved.
La verdad es que a día hoy y tras haber escuchado unas cuantas versiones, sigo pensando que ésta es las más original de cuantas he podido
escuchar, gracias sobre todo al increíble don que tenía Maelo para sonear. No en vano,
Beny Moré
lo bautizó como El Sonero Mayor.
Poco más tarde, José me aclaró un poco más su consulta:
«Es que tengo aquí un single de esos que se hacían de los tablaos flamencos y en una rumba flamenca que además no tiene ni título
en un momento canta eso. ¿No hay versiones anteriores? ¿O se sabe algo de que fuera algo popular...?».
Después me dio más datos del disco en cuestión –un disco raro de narices, por cierto– que acabé encontrando en algunas tiendas virtuales de
segunda mano. Se trata de la referencia 17.324 de un sello francés llamado
Panorama
que calculamos se publicó en 1962. En la carátula aparecen los nombres de tres músicos al cante (J. Almaden / Pedro de Linarès / A. Romero)
y tres a la guitarra (Chufa Chico / Eduardo Martínez / Ricardo Blasco) –típico– sin determinar cuál de ellos interpreta nuestro tema y de
los cuales no tenemos información alguna.
Finalmente, José logró extraer el audio del vinilo y me lo envió por mensaje privado. Es un popurrí de tres rumbas clásicas de corte afroamericano
pasadas por el oportuno tamiz flamenco. Una es
Trópico,
un porro colombiano de Luis Carlos Meyer que su compatriota
Nelson Pinedo
grabó para
La Sonora Matancera;
Peret
también lo versionó con el título de
Río Magdalena
y lo grabó en su EP "Mi Bomba Sonó" (Discophon, 1965). En la segunda, a mitad de la canción aproximadamente, es donde se puede escuchar
un particularísimo
“Cuidado con Suripén, hermano...”
y el consabido
“Echale semilla a la maraca pa’ que suene...”.
Por último, la tercera es
Madalena
–curiosa la conjunción–, un samba brasileño de Ayrton Amorim y Ary Macedo, auténtico bombazo del Carnaval de 1951 que recorrió toda América
en la voz de la cantante de Sao Paolo
Linda Batista;
“Madalena” o “Magdalena” fue adaptada e interpretada por los más grandes de la música latina, como por ejemplo la
Orquesta de Xavier Cugat,
Beny Moré,
Conjunto Casino,
Pío Leyva
e incluso la salsera
Orquesta La Conspiración.
Intrigado por el hallazgo de Jose, me puse a buscar en serio, motivado ahora más si cabe por las posibles conexiones que pudieran surgir
y también por aquello que dicen los flamencólogos acerca de la rumba y sus continuos devaneos entre uno y otro lado del charco, partiendo
de la base, como en un principio creía, que se trataba de un clásico popular de autor desconocido. Cabe añadir que desde un principio
encontré la letra, con muy pocas variantes, en algunas páginas web, tanto españolas como de América Latina, donde se recopilan canciones
populares a modo de cancioneros dirigidos a los típicos campamentos juveniles.
Hagamos un inciso para transcribir la letra de
Gulliver
más o menos como la mayoría la ha interpretado.
Cuidado con Guliver, hermano!
Cuidado con Guliver! (bis)
Mucho cuidado con Guliver
Con el gigante Guliver
Cuidado con Guliver, hermano!
Cuidado con Guliver! (bis)
Blancanieves y los siete enanos
Tengan cuidado con Guliver
Cuidado con Guliver, hermano!
Cuidado con Guliver! (bis)
Echale semilla a las maracas pa’ que suenen (bis)
Cha, cha, cha, cha-cha-cha
(bis)
Pídele prestado el yoyo a Teresa (bis)
Pídele prestado el yoyo
Pa’ jugar, pa’ jugar, pa’ jugar, pa’ jugar, pa’ jugar
(bis)
Sácale la punta al lapicero pa’ que pinte a Lola (bis 4x)
Cuidado con Guliver, hermano!
Cuidado con Guliver! (bis)
Al poco caí en la cuenta que el bueno de Maelo ya había participado en la grabación del mismo tema bajo las filas de su viejo camarada
Rafael Cortijo,
concretamente en el disco
Invites You to Dance
(Tropical Records, 1958), el primero de la discografía básica del legendario combo, con la producción del propio Cortijo y arreglos de
Rafael Ithier.
Ahora bien, la canción allí se tituló
El Yoyo
y las voces consisten en un juego coral de principio a fin, imaginamos que entre
Ismael Rivera,
Eddie “la Bala” Pérez
con su inconfundible falsete y probablemente
Sammy Ayala.
Invites You to Dance, Rafael Cortijo y su Conjunto (trasera CD) - El Yoyo (directo)
Una reedición en CD de 1997 ha sido fundamental para desvelar más datos acerca de este disco. Por lo visto el material sonoro se registró
en distintas sesiones fechadas entre junio de 1955 y abril de 1957. El Yoyo en concreto, etiquetada como mambo, se grabó el 23 de abril
de 1957. Y otro dato importante, aparece acreditada a nombre de
Antonio Sánchez Reyes “Musiquita”,
pianista, violinista y compositor que tocó con
Arcaño y sus Maravillas,
la Orquesta América y
Fajardo y sus Estrellas,
tres de las más importantes orquestas cubanas desde los años ’30 a los ‘50. Sin embargo, no he sido capaz de localizar
Gulliver
ni nada que se le parezca en el repertorio de ninguna de ellas.
Otro músico excepcional que interpretó nuestra canción y la integró en su repertorio fue
Armando Oréfiche
(1911-2000), considerado como uno de los principales difusores de la música cubana por medio mundo. El que fuera pianista, director y
compositor, primero de la
Lecuona Cuban Boys
(de 1931 a 1946) y también de su propia orquesta, los
Havana Cuban Boys
desde 1947, realizó numerosas giras por España y buena parte de Europa antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Con el título de
“Gulliver (El Yoyo de Teresa)”, el tema aparece en la cara B del disco
Armando Orefiche and his Havana Cuban Boys
(Montilla Records, 1957), acreditado a
Chapuseaux y
Damirón,
que a continuación veremos quiénes eran. Por lo visto, este disco fue grabado en el Cabaret Villa Rosa de Madrid en 1955 y es de suponer
que más tarde la cinta fue llevada a Nueva York para su posterior lanzamiento.
Fernando J. Montilla,
de origen puertorriqueño, se especializó en la publicación, entre otros, de piezas españolas de la zarzuela y el flamenco, como
Alfredo Kraus o
Sabicas.
Armando Oréfiche and his Havana Cuban Boys (Montilla Records, 1957) - Gulliver (El Yoyo...)
Y llegamos por fin a la persona que ostenta la autoría de la canción.
Frank Simó Damirón
(1908-1992), pianista y compositor dominicano, formó pareja artística desde muy joven con el cantante
José Ernesto Chapuseaux,
también conocido como Negrito Chapuseaux, aunque no era negro sino blanco. Ambos contribuyeron, junto al también dominicano
Billo Frómeta,
a la fundación de la
Billo’s Caracas Boys.
A Damirón se le atribuye la incorporación del piano al merengue, siendo autor de unas trescientas obras, entre las que destacan algunas
como “Dolorita”, “La Empalizá” o “La Maricutana”. Entre ellas se encuentra el tema que nos ocupa, “Gulliver (El Yoyo)”, que etiquetado
normalmente como guaracha-mambo, hemos localizado en alguno de los 65 discos que por lo visto grabó, aunque no hemos podido determinar
la fecha de publicación de los mismos. Eso sí, la canción o al menos la música, se encuentra registrada a su nombre; lo hemos podido
constatar en el
Catalog of Copyright Entries
de The Library of Congres de Washington. La letra, en algunos discos y otros registros, se le acredita siempre a J.E. Chapuseaux.
Curiosamente, la fecha de registro del copyright de Damirón es 9 de mayo de 1958, algún tiempo después que otras grabaciones que hemos
analizado por aquí, como la de
Rafael Cortijo
(23/abril/1957) o la de
Armando Oréfiche
(1955). Bien pudiera ser que Damirón tardara algo más de la cuenta en registrar convenientemente su obra. No olvidemos que en el disco
de Oréfiche, publicado tres años antes, se le atribuye a él. Lo que continúa siendo un misterio es la supuesta autoría de
Antonio Sánchez “Musiquita”,
tal y como aparecía en el disco de Cortijo.
Chapuseaux y Damiron con su Conjunto - Registro del Copyright (1958) -
Ver vídeo...
Pero aún hay más. Continuando con las indagaciones, localicé al famoso
Gulliver
en una película estrenada en 1953. Se trata de
El mariachi desconocido,
también conocida como “Tin Tan en La Habana”, una coproducción cubano-mexicana dirigida por el mexicano Gilberto Martínez Solares y
protagonizada por el actor cómico
Germán "Tin Tan" Valdés
y la vedette cubana
Rosita Fornés,
de padres españoles, por cierto. Hay una escena de la película donde Rosita Fornés aparece en escena cantando y bailando “Juana Bacallao”,
la guaracha de Obdulio Morales que en la película es interpretada por la orquesta a ritmo de mambo. De repente irrumpe sobre el escenario
Tin Tan, que huye perseguido por unos matones. Es justo en ese momento cuando comienza el número, donde no faltan las oportunas alusiones a
Gulliver, a las semillas, las maracas y al yoyo de Teresa. Repasando los créditos de la película, aparece el compositor mexicano
Manuel Esperón
como responsable de la banda sonora y una breve relación de algunos números que se interpretan, como el bolero “Piel Canela”, de
Bobby Capó,
pero lamentablemente, ni rastro de Gulliver.
El Mariachi Desconocido (1953), cartel - Juana Bacallao y Gulliver
Hemos obviado en este artículo otras versiones como “El Yoyo” de
Wayne Gorbea,
del año 2000 y arreglos salseros al uso, que aun siendo la más popular, no aporta nada nuevo. Lo mismo haremos con otras canciones que,
aunque muy célebres, no reproducen íntegramente la letra que nos ocupa y de las que tanto se ha escrito ya. Tal es el caso de la expresión
“Echale semilla a la maraca...”,
tan recurrente en los tumbaos del cancionero popular afroantillano y que tuvo su máxima expresión en
El Ratón,
de
Cheo Feliciano
en tiempos de
Joe Cuba Sextet,
la correspondiente versión de Peret en Gato, reinventando la frase con su
“Ponle la cejilla a la quitarra...”,
Irakere,
con su
“Echale semilla a la maraca, yo si tengo el uno...”,
el músico argentino
Axel Krygier
y su “Échale Semilla!”, etc.
Todo y que dimos con la autoría oficial de la canción, sigo teniendo dudas acerca del origen de la misma. Dejo por lo tanto la puerta abierta
a cualquiera que pueda aportar más luz al asunto. Y ya lo saben, rumberos, tengan cuidado con Gulliver, con el gigante Gulliver!