| | | | Los sesenta años de trayectoria de Roberto Roena Roena es una de las figuras imprescindibles de la historia de la música afrolatina | | | | martes, 30 de mayo de 2017 | | | | |
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Con su bongó, su campana y sus buenas dotes de bailarín,
Roberto Roena
es una de las figuras imprescindibles de la historia de la música afrolatina de los últimos sesenta años. Ha formado parte de tres de las orquestas más recono-
cidas y emblemáticas entre Puerto Rico y Nueva York: en 1956 se inició con
Rafael Cortijo y su Combo,
en 1963 pasó a integrar las filas de
El Gran Combo
de
Rafael Ithier
y en 1971 se puso bajo la batuta de
Johnny Pacheco
y su
Fania All-Stars.
En 1969, con la ayuda del trompetista
Elías López,
fundó el
Apollo Sound,
que tuvo su mejor época en la década de los ’70.
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Roberto Roena
se inició en la clave en 1956 gracias a
Rafael Cortijo,
que le enroló en su célebre combo y le enseñó a tocar el bongó a ritmo de bomba, plena y guaracha. De ahí que Roena siempre haya reconocido a Cortijo como su maestro y mentor. Por aquel entonces tenía 16 años y ya era un gran bailarín. Fueron siete intensos años de tarimas, estudios de grabación y platós de televisión junto a artistas de la talla de
Ismael Rivera,
Rafael Ithier,
Eddie “la Bala” Pérez,
Martín Quiñones,
Sammy Ayala,
Roy Rosario,
Rogelio “Kito” Vélez y
Miguel Cruz.
Roena apenas tenía 22 años cuando en 1962 se deshizo el mítico combo de Rafael Cortijo. A
Ismael Rivera
lo encerraron cuatro años en prisión por posesión de drogas y Cortijo quedó
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anímicamente muy afectado. Cuenta la
historia que los músicos de la banda mantuvieron una reunión clandestina a espaldas de su líder con la idea de formar una nueva agrupación. Aquel encuentro tuvo lugar precisamente en casa de Roena, aunque éste renunció en un principio a participar en el proyecto por respeto a su maestro.
Los primeros tiempos de
El Gran Combo
no fueron fáciles y hubo que superar el rechazo inicial de buena parte de los seguidores de Cortijo.
Aun así, lograron grabar su primer disco,
Menéame los Mangos
(Gema Records, 1962), con el apoyo vocal de
Joseíto Mateo.
Transcurridos unos meses y a pesar de que había logrado sustituir a cada uno de los músicos,
Rafael Cortijo
decide irse a Nueva York y es entonces cuando Roena, que había tocado mientras tanto con la
All Stars Band
de
Mario Ortiz,
decide incorporarse al nuevo combo aprovechando la partida del bongosero
Daniel "Maninín" Vázquez.
Corría el año 1963 y
Rafael Ithier
ejercía de director de la nueva nave, que en sus primeros tiempos funcionaba en régimen de cooperativa, tal y como hoy día lo hacen muchas bandas que realizan su actividad de forma autogestionada. Al igual que ocurriera cuando entró en el combo de Cortijo, a los pocos días de entrar Roena en el Gran Combo, la orquesta emprendía viaje a Nueva York. Al frente de la formación fueron primordiales en aquella primera época
Andy Montañez y
Pellín Rodríguez
en la parte vocal y Roberto Roena con su bongó y sus trepidantes coreografías.
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En 1966,
Roberto Roena
hace su debut discográfico a los mandos de una banda,
Roberto Roena y sus Megatones.
El disco,
Se Pone Bueno / It Gets Better,
fue producido por
Pancho Cristal
para Alegre Records y para su grabación Roena contó con tres de sus compañeros del Gran Combo: el trompetista
Elías López
como director musical, y Pellín Rodríguez y Andy Montañez a los coros, además de Sammy Ayala, viejo camarada de Roena en el combo de Cortijo. La parte vocal corrió a cargo del cantante panameño
Camilo Azuquita
y destacaron también, entre otros, la trompeta del maestro
Mario Ortiz,
los saxofonistas cubanos
Jesús
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Caunedo y
Rafael “Tata” Palau,
el trombón de
Osvaldo "Cuchón" Núñez
y el piano de
Mario Román.
A pesar de la aventura con los Megatones de 1966, Roena siguió tres años más con
El Gran Combo,
tiempo suficiente para experimentar con el
boogaloo
y formar parte activa de esa coctelera de ritmos que estalló en Nueva York y vino a denominarse “salsa”, aunque con un toque muy original y auténtico sabor borícua. Los seis años de militancia de Roberto Roena con El Gran Combo fueron seguramente los más intensos y exitosos de la banda. Desde
El Gran Combo.... de Siempre
(1963) a
Latin Power
(1968), publicaron nada menos que 16 LP’s, todos ellos para Gema Records, además de realizar multitud de giras y presentaciones en televisión.
A mediados de 1969,
Roberto Roena
decide abandonar El Gran Combo.
Elías López
se va con él y ambos fundan el
Apollo Sound,
que da sus primeros frutos antes de terminar el año con el lanzamiento de su primer álbum:
Roberto Roena y su Apollo Sound.
Elías López se ocupa de la dirección musical de la nueva orquesta y
Johnny Pacheco
dirige la grabación para Fania International, sello filial de Fania Records creado expresa y exclusivamente por
Jerry Musucci
para ésta y las próximas nueve grabaciones. Según explicó el propio Roena en una entrevista, cuando en su día quiso saber por qué era el único en pertenecer a ese sello, le cambiaron de conversación y nunca más preguntó.
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Aquel primer disco pegó muy fuerte. En palabras textuales de Roberto Roena, fue un escándalo. A los pocos meses de su fundación, el Apollo Sound ya tocaba dos veces por semana en la televisión de Puerto Rico y lo hacía en el mismo programa que sus viejos camaradas del Gran Combo. Ellos lo hacían lunes y miércoles, y Roena martes y jueves.
El
Apollo Sound
sorprendió desde un principio por su original sonoridad. Los metales y en especial las trompetas de
Elías López y
Mario Cora,
brillaban con luz propia imponiéndose por encima de los trombones, auténticos protagonistas por aquel entonces
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en las principales orquestas de la escena. El resto de la banda la formaban:
Osvaldo "Cuchón" Núñez
(trombón),
Al Abreu
(saxo tenor),
Claudino "Lin" Torres
(bajo),
Frank "Gole" Fernández
(timbal),
Celso Clemente
(conga),
Albert García
(piano) y en la parte vocal:
Piro Mantilla,
Dino Gay y
Frankie Calderón.
Poco después,
Freddy Miranda,
que en 1980 recaló en El Gran Combo, reemplazó a Al Abreu en el saxofón, y
Ray Coen
a Albert García en el piano. A todo ese plantel, añádanle el bongó, los bailes y las buenas maneras de
Roberto Roena
sobre el escenario y ya tienen el espectáculo garantizado.
A Roberto Roena, sin ser un músico de escuela, siempre se le ha reconocido haber sabido rodearse de buenos músicos y mejores arreglistas
(Elías López,
Mario Ortiz,
Bobby Valentín,
Luis “Perico” Ortiz,
Jorge Millet,
Julio “Gunda” Merced,
Louis García,
Lenny Prieto,
Papo Lucca...).
Entre los vocalistas que pasaron por el Apollo Sound apenas hubo soneros ya consagrados, a excepción de las esporádicas participaciones de
Adalberto Santiago
(1982) y
Luisito Carrión
(1996). Al contrario, la mayoría de ellos forjaron su carrera o la afianzaron definitivamente en las filas de Roena. Tal es el caso de
Piro Mantilla,
Tito Cruz,
Sammy González,
Papo Sánchez,
Carlos Santos o
Héctor "Tempo" Alomar.
El 26 de agosto de 1971,
Roberto Roena
participa como figura estelar en el célebre
Live at the Cheetah,
considerado por los expertos como el primer gran encuentro de la
Fania All-Stars.
A partir de entonces, Roena no faltó a prácticamente ninguna de las multitudi-
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narias citas que organizó el popular sello discográfico, incluidos el mítico concierto de 1973 en el
Yankee Stadium
y el no menos popular tour
Live in Africa
de 1974.
Desde aquel primer disco de 1969 al décimo, publicado en 1978, transcurrió la época más brillante del
Apollo Sound.
Aunque hubo alguno que despuntó más que otros, como es el caso del primero y el especial el
número 6
–para muchos su mejor disco– y también
el 7,
en todos esos trabajos siempre hubo al menos un tema que destacó y logró posicionar a la banda en lo más alto de las listas de éxitos. Canciones emblemáticas como “Tú Loco Loco, y Yo Tranquilo”, “El Escapulario”,
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“Chotorro”, “El Traqueteo”, “Con los Pobres Estoy”, “Cui Cui”, “Traición”, “Herencia Rumbera”, “Que me Castigue Dios”, “Mi Desengaño”, “Para Ser Rumbero”, “Marejada Feliz”, “La Distancia” o “El Progreso” son la prueba evidente de ello.
Ya en la década de los ’80, la popularidad de
Roberto Roena
sufrió una importante merma. Idéntica suerte corrió la hegemonía de Fania Records y el boom salsero de los ’70. La salsa dura fue perdiendo en calidad a medida que se iba imponiendo la salsa romántica, también llamada salsa “moña” por sus detractores. Aun así, todavía registró cuatro discos más para Fania y en nombre de Roberto Roena:
Qué Suerte He Tenido de Nacer
(1980),
Looking Out for "Número Uno"
(1980),
Super Apollo 47:50
(1982) y el recopilatorio
Gold
(1980).
Regresó a los estudios de grabación con los álbums
Afuera y Contento
(Pa' Lante Records, 1985),
Regreso
(UP Records, 1987) y
New Decade
(Sonostar, 1990), los dos primeros en nombre del Apollo Sound, aunque ninguno de ellos logró despertar demasiada expectación. Precisamente en aquella época, su carrera sufrió un irremediable parón al ingresar en prisión durante algo más de un año por no pagar impuestos.
Hubo que esperar hasta finales de 1994, con el disco
El Pueblo Pide Que Toque...
(Musical Productions), para ver cómo la popularidad de Roberto Roena despuntaba de nuevo. Poco antes, en junio de 1994, Roena celebró sus 25 años de carrera realizando una serie de presentaciones en el lugar más emblemático de Puerto Rico, el Centro de Bellas
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Artes de San Juan. En el evento participaron muchos de los músicos que le acompañaron en su larga trayectoria. Registrado y filmado en riguroso directo,
En Vivo desde Bellas Artes
(Musical Productions, 1995) significó una de sus obras más importantes.
En 1996 publicó
Mi Música 1997,
su último disco para el sello Musical Productions. A partir de entonces,
Roberto Roena
se retiró prácticamente de los estudios, aunque ha continuado realizando presentaciones en directo. En verano de 2006 se publicó
Sr. Bongó
(Roan Music), su última grabación hasta la fecha.
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| | | | Dj Paio pa' Rumba | | |
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